Tomás no sabía la razón de haber perdido su voz.
Su madre le dijo que tenía que ir al médico, pero seguía sin entender la razón.
A la mañana siguiente fue al médico con su madre y no se podía creer lo que le había dicho el médico; estaba afónico y no podría hablar durante unas semanas porque tenía que estar en reposo.
Cada vez que quisiese hablar tendría que utilizar una pequeña pizarra que se llevaría a todas partes.
Lo bueno es que todo lo que pedía a sus padres, se lo concedían por estar malo.
[Fragmento de Roxana Albu]
Pero un día al ir tan alegre por la calle (por lo mucho que le concedían sus padres por estar malo) se le pasó el estar afónico y no sabía qué hacer y entonces pensó en hacerse el enfermo para que sus padres le siguieran dando lo que él pedía.
Un día sus padres fueron al médico, preocupados. Y le contaron que tras un mes no se le había pasado lo de estar afónico. El médico les dijo que sólo duraba dos semanas la "enfermedad" y que al pasar esas dos semanas, Tomás se estaba haciendo el "enfermo". Los padres se preguntaron cómo podía haber hecho eso Tomás y tras minutos pensando dedujeron que era porque le daban todo lo que pedía.
[Fragmento de Leo Álvarez]
Tomás salió del colegio y se quedó sorprendido al ver que sus padres estaban en la puerta, esperándole con el coche, para llevarle a casa, ya que él siempre iba andando. Cuando se montó en el coche, sus padres le dijeron que les parecía muy mal lo que había hecho y que de castigo le iban a mandar durante un mes a un estricto internado.
Al recibir la noticia de sus padres, Tomás se quedó paralizado y al intentar pedir perdón, se dió cuenta de que era incapaz de decir ni una sola palabra. Había perdido la voz del disgusto.
[Fragmento de Alberto Álvarez]
Tomás, a lo largo del viaje siguió intentando hablar, pero no lo consiguió.
Cuando llegó al internado se encontró con un señor que le guió a su dormitorio. Allí encontró a su compañero de habitación llamado Guasimodo.
Guasimodo era un chíco tímido y poco hablador. Todas las noches desaparecía. No dormía en su cama. Era muy extraño.
[Fragmento de Alejandro Benito]
Todas las mañanas aparecía en su cama de nuevo. Tomás estaba extrañado, pero no le dio importancia.
A las nueve bajaron a su clase, donde les esperaba el profesor de Matemáticas. Era alto y gordito. Se llamaba Luis.
A la hora de comer escuchó que unos chicos estaban planeando fugarse por la noche. Tomás se lo intentó contar a Guasimodo, pero al no poder hablarle, Guasimodo le ignoró.
[Fragmento de Jorge Caro]
Entonces cogió papel y un bolígrafo de su mochila y escribió diciéndole lo que había oído y qué pensaba de ello. Guasimodo le dijo que tanto él como Tomás se podían unir a la fuga. Tomás asintió, sin saber en el lío en el que se estaba metiendo.
Llegó la noche y Guasimodo le dijo que había hablado con los chicos que intentaban fugarse y que podían unirse si hacían caso a todo lo que ellos les dijeran. Tomás, tembloroso, intentó echarse atrás, pero Guasiomodo le dijo: "ahora que sabes lo de la fuga no puedes echarte atrás". Tomás tenía muchísimo miedo. Además, lo que iba a hacer no tenía sentido, ya que él se iría en un mes de allí.
Guasimodo consiguió que Tomás fuese donde habían quedado los otros chicos de la fuga, los cuales entablaron un interrogatorio.
- ¿Os han seguido?
- No, yo me he encargado de rellenar nuestras camas.
- Y este, ¿por qué tiembla tanto? ¿Seguro que puedes hacerlo, canijo?
[Fragmento de Íñigo Dalmau]
Tomás asintió con miedo.
- Está bien. Tú y Guasimodo vigilaréis la puerta mientras nosotros salimos.
Mientras salían por la puerta, uno de ellos hizo un ruido, lo que llamó la atención del vigilante. Tuvieron que salir corriendo para que no les cogieran, pero con las prisas no se dieron cuenta de a dónde se dirigían ni cómo llegaron allí. Se habían perdido en un bosque pero, por suerte, Guasimodo tenía una linterna.
Vieron un camino y decidieron seguirlo.
[Fragmento de Paula Dolón]
Seguía siendo de noche, y cada vez estaba más oscuro. La linterna empezaba a fallar. Los dos chicos cada vez estaban mas asustados, no sabían a donde se dirigían y hacia cada vez mas frío entre aquellos arboles gigantes, pero cuál valientes, seguían el camino.
Tomás y sus amigos se encontraban perdidos en el bosque. Tomás tendría que dar vueltas tontamente y se separó del grupo y se fue por otro camino junto con Yamila y Aixa, que eran una pareja homosexual.
Como iban de valientes, se metieron por un camino tenebroso. Vieron una casa que les asustó, así que salieron corriendo y Tomás se cayó, con tan mala suerte que se golpeó la cabeza contra una roca. Empezó a alucinar y a escuchar a Extremoduro y La Polla Records, la cual le motivó para levantarse y gritar: "¡soy un tarado!" y Yamila y Aixa gruitaron: "¡qué fantástico, has recuperado la voz!"
Cuando iban por la mitad del camino, apareció un jabalí salvaje que fue corriendo hacia ellos. Tomás sacó del bolsillo su giga-cuerda y gritó: "no sabes dónde te has metido. Soy Maestrocuerdachoriceril de primer grado". Así que mató al jabalí con las cuerdas de chorizo y se lo comieron.
Como iban de valientes, se metieron por un camino tenebroso. Vieron una casa que les asustó, así que salieron corriendo y Tomás se cayó, con tan mala suerte que se golpeó la cabeza contra una roca. Empezó a alucinar y a escuchar a Extremoduro y La Polla Records, la cual le motivó para levantarse y gritar: "¡soy un tarado!" y Yamila y Aixa gruitaron: "¡qué fantástico, has recuperado la voz!"
Cuando iban por la mitad del camino, apareció un jabalí salvaje que fue corriendo hacia ellos. Tomás sacó del bolsillo su giga-cuerda y gritó: "no sabes dónde te has metido. Soy Maestrocuerdachoriceril de primer grado". Así que mató al jabalí con las cuerdas de chorizo y se lo comieron.
[Fragmento de Tamara Elsayed y Raquel Crepo]
- Hace un poco de frío - dijo Guasimodo.
-¿Un poco? - respondió Tomás.
Y se echaron a reír, y de tanta risa, a Guasimodo se le calló la linterna al suelo y se apagó. Por ello, propusieron quedarse a dormir en ese lugar, ya que estaban cansados de andar. Se sentaron al lado de un árbol.
-¿Has oído eso, Guasimodo?
- Pues no he oído nada, anda, deja de vacilar y duermete.
- Vale, seria un animal o algo así.
¿Sería un animal?
[Fragmento de Celia Fernández]
continuará